30/7/09

Bolsa de pipas - La muerte tenía un precio


En el Lejano Oeste, un lugar lleno de bandidos, atracadores y asesinos, personas como Douglas Mortimer (Lee Van Cleef), antiguo coronel del ejército y excelente tirador o Monco (Clint Eastwood), un joven pistolero; se dedican a capturar, y en la mayoría de los casos, asesinar a esos bandidos. Pero tras saber de la búsqueda y captura del llamado El Indio (Gian Maria Volonté), Mortimer y Monco deciden unir sus fuerzas para poder acabar con la banda de El indio y con él mismo, y ya no sólo por dinero, sino por otros motivos más personales.

Segunda película de La Trilogía del Dinero de Sergio Leone, mundialmente conocido por haber llevado al western a su época dorada y por haber ayudado a Clint Eastwood a obtener el apelativo de "tipo duro". Aquí tampoco hay mucho que comentar del estilo de película que es, ya que si habéis visto alguna de Leone ya sabéis qué esperar, protagonistas duros de pelar y de gatillo fácil, una ambientación típica almeriense, entre otras cosas. Quizás una de las cosas más destacables se la historia sea la buena caracterización de sus personajes, no sólo a nivel físico (la pipa amarilla que fuma Mortimer o el poncho de Monco) sino a nivel de comportamiento, incluyendo la forma de disparar que tiene cada uno, etc. Aquí también abundan las frases lapidarias por parte de los protagonistas, que no sólo convierten a esta película en una buena peli sino también en una peli guay (calificativos totalmente distintos), y que estando dirigida y escrita como está, se hace bastante disfrutable.


Desgraciadamente, aquí da la sensación de que el personaje de Clint Eastwood está un poco desaprovechado, de que podría haber hecho más en toda la película, así que aquí el que se lleva la mayor parte del mérito es Lee Van Cleef, que está impresionante como siempre. Aparte de ellos, Gian Maria Volonté también hace un buen trabajo como villano de turno, aunque quizás su personaje se ría demasiado para mi gusto, pero eso es otra cosa que no tiene nada que ver. Como último punto destacable y que nunca se debe pasar por alto, la banda sonora de Ennio Morricone, absolutamente impresionante e icónica, y para quien no le suene ese nombre, seguro que si véis esta película, al oir los primeros compases del tema principal lo reconoceréis en seguida.

En conclusión, una gran película del spaghetti western, digna de ver varias veces para disfrutarla, a pesar de que quizá los más reacios al western le puedan poner más pegas de las debidas (a mí tampoco me apasiona el western, pero joder, esta peli mola).


Nota: 8

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