24/1/09

Cubo de palomitas - Vicky Cristina Barcelona


Otra de esas películas que ya tenía pendiente de ver desde su estreno, y no porque me atrayesen sus vapuleantes críticas, sino porque ya es una tradición ir a visitar a Woody Allen a una sala de cine, o por lo menos estar al tanto de sus nuevos proyectos para ver si repite el fenómeno Match Point. No lo cumplió con El Sueño de Cassandra ni con Scoop, ni tampoco lo cumple con esta.


Como siempre, la película comienza con una historia muy simple (que no sencilla): dos amigas americanas, Vicky (Rebecca Hall) y Cristina (Scarlett Johansson) van a pasar unos días a la casa de unos parientes de Vicky, afincados en Barcelona. Allí Vicky, que está prometida, aprovecha para acabar su tesis y Cristina básicamente se pega la vida padre, sobretodo cuando conocen a un pintor oviedés llamado Juan Antonio Gonzalo (la madre que te parió Woody), interpretado por Javier Bardem, que las invita a visitar Oviedo, su ciudad natal y de paso echar unos casquetes (cosa que él mismo reconoce desde el primer momento). Esto ofende a Vicky y pone cachonda a Cristina, por lo que al final acaban yendo. Después de unos cuantos roces, regresan a Barcelona y Juan Antonio se reencuentra con Cristina y acaban viviendo juntos, y poco después aparece María Elena (Penélope Cruz), ex-mujer de Juan Antonio y loquísima de atar.


Como podéis ver es otra de esas historias de amoríos repartidas en dos perspectivas, la de la tía que se arrepiente de haberse casado y quiere volver atrás, y de la que va de artista chuli y en realidad no sabe lo que quiere hacer con su vida. Hay que admitir que Penélope clava su papel con diferencia, y eso que la odio a muerte, Bardem no tiene muchos momentos para lucirse y Scarlett sólo está ahí para provocarme sexualmente. Otra pega también el narrador en off, que no se calla nunca, que vale que acelera los acontecimientos y todo eso, pero coño, no hace falta diseccionarlo todo. También la incesante guitarra española que no para de sonar todo el puto día dale que te pego. A partir de estos testimonios sólo se puede deducir que esta película sólo existe para el lucimiento de Barcelona. Vale que Gaudí sea el puto amo (porque lo es), pero tampoco hace falta pasarse.


Si llega a tener menos frialdad que tenía El sueño de Cassandra, la mayoría de personajes acaban importándote un pito. Está bastante claro que Allen está ya chocheando más que Frank Miller.

Nota: 3

1 comentario:

  1. uff, esta película no me gusto nada de nada.. pero buena crítica!

    ResponderEliminar