22/2/11

Cubo de palomitas - Cisne Negro


Han tenido que pasar un par de días después de haber visto esta película porque quería hablar de ella con toda la objetividad posible. Después de que Aronofsky consiguiera emocionarme brutalmente después de El luchador, aquí ha conseguido incomodarme, incluso llegué a sentirme mal durante unos minutos, así que se puede decir que Cisne Negro no es una de esas películas que ves para pasar el rato.

Nina (Natalie Portman) es una joven y prometedora bailarina que hace todo lo posible por ser una bailarina perfecta. Cuando se le presenta la oportunidad de ser la protagonista de una nueva versión de El lago de los cisnes, aparece una nueva bailarina que ella ve como una rival, Lilly (Mila Kunis), ya que ella es capaz de interpretar el doble papel del Cisne Blanco y el Cisne Negro, algo con lo que Nina está obsesionada por conseguir.

He intentado hacer una sinopsis lo bastante escueta como para no estropear nada de la trama, porque la clave para que esta película funcione con quien no la ha visto es que sepa lo menos posible de la trama, ya que gran parte de la narración se convierte en una extraña espiral de locura y acontecimientos extraños, de no estar seguro de qué es real y qué no. La progresión del transtorno psicológico de Nina es el adecuado, que va creciendo cada vez más a lo largo del film, hasta que los últimos 20 minutos se convierten en una auténtica locura y no paran de confundir tanto a la protagonista como al espectador. En cuanto a personajes, todos son bastante simples, aunque Nina es el más complejo de todos, tampoco se ocupa de ir más allá del por qué de su locura, ya que la película no trata de eso, sino de su viaje hacia el caos mental. Es por ello que Natalie Portman hace un papel asombroso, aunque esta actriz siempre cumple en sus papeles, aquí aporta todos los matices necesarios y esa dualidad que tiene su personaje se transmite totalmente.


Vincent Cassell demuestra que es un actor que puede hacer cualquier papel que se le ponga por delante, sobretodo si guarda una pequeña dosis de maldad, porque aunque su personaje no es demasiado complejo (profesor de ballet que se aprovecha de sus bailarinas), sí que consigue hacerlo atractivo e inquietante en ciertos momentos. Lo mismo pasa con Mila Kunis, a quien se la ve muy natural a lo largo de toda la película, aunque su papel es relevante, no llega a estar tan explotado como se podría. Barbara Hershey, quien interpreta a la madre de Nina, es también a destacar ya que encarna al personaje más inquietante de la película, nunca sabes por donde te va a salir y muchas veces llega a dar bastante mal rollo.

Otro punto a destacar de esta película es su atmósfera. La fotografía, dirección artística y sonido van cogidos de la mano y consiguen crear sensaciones bastante inquietantes, jugando siempre con la dualidad (espejos, el blanco y negro, etc.), muchos planos traseros de la protagonista, seguimientos, falsos sustos y sonidos atmosféricos pensados para crear una inquietud constante durante todo el metraje posible. Incluso cuando se supone que has de estar tranquilo te sientes todo lo contrario, pensando que puede ocurrir algo en cualquier momento. Lo que puede llegar a saltar un poco son ciertos virtuosismos visuales y sonoros, excesos por parte del director que pueden chocar a más de uno, pero por lo poco usuales que son, ya que van perfectamente con el tono de la película y la hacen diferente a muchas otras.

En definitiva, una película muy inquietante que vale mucho la pena ver, ya sea por el talento de su director o de sus actores o si hay ganas de pasarlo mal viendo una película.


Nota: 8

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