11/2/10

Bolsa de pipas - Flash Gordon


Cuando el malvado Emperador Ming (Max Von Sydow) ataca el planeta Tierra por pura diversión, el famoso jugador de fútbol americano Flash Gordon (Sam J. Jones) y Dale Arden (Melody Anderson) sufren un accidente en el avión privado en el que se encuentran. Casualmente se estrellan en el laboratorio de un polémico científico llamado Hans Zarkov (Topol) que conoce la existencia de Ming. Los tres viajarán en un cohete construido por Zarkov hasta el planeta gobernado por Ming, donde tendrán menos de 20 horas para evitar que el malvado emperador destruya La Tierra.

Una de esas películas de culto que acaban pasando a la historia no por su grandeza en sí mismas, sino por una discreta legión de fans que apoyan la supervivencia de esta película. Basada en los clásicos comics del mismo nombre, no se puede decir que esta película no sea una mala adaptación de éste, viajes espaciales, estrañas razas alienígenas que son como seres humanos salvo que visten raro, rayos láser,... Se puede echar en cara al film, claramente, que es inevitablemente previsible y con diálogos y situaciones algo ridículas (vencer a un grupo de enemigos jugando a fútbol americano, soldados que no disparan ni aunque tengan a los protagonistas delante sin moverse,...), pero aun así, la película mantiene cierto encanto y cumple perfectamente como entretenimiento. Contiene también una hilera de secundarios bastante memorables, como el propio Emperador Ming, su lacayo Klytus (que es básicamente una mezcla entre Darth Vader y el Dr. Muerte), o los príncipes Vultan y Barin.


En cuanto al aspecto interpretativo, pues no es la gran cosa, quizás los que más cumplan los secundarios como Timothy Dalton interpretando al Príncipe Barin, Topol como el doctor y el propio Max Von Sydow como villano principal; sin que Sam J. Jones no llegue a brindarnos una buena actuación como héroe, aunque tampoco es que sea algo nefasto.

Los elementos más destacables que podemos encontrar en esta película no son abundantes pero sí que vale mucho la pena recalcarlos, sobretodo todo lo que respecta a su aspecto visual, ya que consta de un diseño de producción (decorados, vestuario, maquillaje, etc.) muy notable, inmensos escenarios y ropas coloridas que le dan un estilo bastante personal a la película, sobretodo con ese uso predominante del rojo a lo largo de casi toda la película, aunque el color principal acaba variando según el escenario principal; y esto además se ve enfatizado con planos bien compuestos y poderosos que demuestran que ha habido un trabajo titánico detrás. Su otro elemento a destacar es su banda sonora, compuesta en su totalidad por Queen, por lo que ya os podéis imaginar el resultado. Consta de un tema principal imprescindible y épico y unas muy buenas sintonías a lo largo de la película que enfatizan ese rollo ochentero desfasado que, o te encanta, o te da mucho asco.

En definitiva, una película que sólo funciona si consigues conectar con ella, y si lo consigues, lo pasarás muy bien, además de risas aseguradas independientemente de lo anterior. Yo he conectado con ella lo suficiente como para disfrutarla durante un buen rato.


Nota: 6

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