30/11/09

Cubo de palomitas - La sombra del vampiro


Estamos a principios de los años 20, Friedrich Murnau (John Malkovich) está en pleno rodaje de la que será su obra cumbre, Nosferatu, basada en la popular novela Drácula, pero habiendo rodado ya parte de la película, nadie del equipo sabe quién interpretará al Conde. Al poco tiempo, se sabe que Murnau ha contratado a un actor llamado Max Schreck (Willem Dafoe), quien siguiendo el método Stanivslavski se sumerge totalmente en su personaje, interpretando durante las 24 horas del día al Conde, sin salir durante el día, siempre con el mismo aspecto, y bebiendo sangre. Las cosas empezarán a descontrolarse cuando el equipo de rodaje sospeche de que Max pueda ser un vampiro de verdad.

Dirigida hace ya ocho años por E. Elias Mehrige (Sospechoso Cero) y escrita por Steven Hatz, ésta película fue nominada al Oscar al Mejor Maquillaje y Willem Dafoe al Mejor Actor Secundario, en este caso una nominación totalmente merecida, ya que aquí Dafoe nos ofrece una interpretación totalmente magistral, histriónica y carismática, que en algunas ocasiones llega a producir terror y la mayoría del tiempo, cierto nerviosismo, sinceramente él es lo mejor de la película. En el caso del resto del reparto, John Malkovich está un poco flojo, sobretodo al principio de la película, pero su interpretación va mejorando y haciéndose más destacable a lo largo de la película. Curiosa la aparición también de Udo Kier (Blade, Dogville,...), mítico actor secundario del cual nadie recuerda el nombre pero siempre le suena la cara, aquí hace un papel bastante correcto, aunque la verdad es que su papel no da para más.


La historia del film se desarrolla sin apenas irregularidades, y quizás por su brevedad, no llega a hacerse pesada. Posee también personajes claramente interesantes y aunque no juega a que descubramos si Max Schreck es un vampiro de verdad o no, sí que puede dejar cierta sensación de que no quede claro cerca de la mitad de la película, dando siempre el beneficio de la duda, aunque cuando ésto se confirma la sensación desaparece. Destacable también a nivel visual mezclar el estilo de cine convencional, para luego mezclarlo con aquellas secuencias en las que se representan escenas de Nosferatu, imitando el estilo blanco y negro expresionista, que le da cierto toque visual a la película que casa bastante bien. Aunque en general la fotografía de la película sea algo excesivamente plana (salvo en los planos homenaje) y tiene poca personalidad. A nivel musical, no posee una gran banda sonora, la que posee se limita simplemente a acompañar determinadas situaciones, aunque sí consigue reforzar la tensión del film.

En definitiva, una recomendable película de misterio y vampiros que vale la pena ver, sobretodo para aquel que conoce la historia en la que se basa.

Nota: 7

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