Os preguntaréis que demonios hago viendo un slasher español con un reparto de Física o Química, pues ha sido más bien como un favor, pero lo cierto es que esta cinta no sale tan mal parada como uno podría pensar. XP3D hay que tomársela como es: una película para adolescentes hormonados, con un sólido 3D, muertes creativas, algo de sangre y una historia que no aporta nada especialmente nuevo, pero que entretiene de sobras. Cuenta la historia de un grupo de estudiantes de medicina que, para conseguir aprobar el curso, un profesor les propone investigar un pueblo abandonado llamado Susurro, donde el médico del pueblo torturó y mató a varios habitantes, incluso después de muerto. Los estudiantes descubrirán que todo va más lejos de lo que ellos podrá esperarse.
Como ya he comentado antes, XP3D es el típico slasher adolescente, que se parece a muchas otras pelis del género, pero consigue parecerse lo suficiente como para llamar la antención, pero no demasiado como para quedar muy pastiche. Desgraciadamente la mayoría de actores no están a la altura, muchos se encuentran poco inspirados (especialmente el dúo Amaia Salamanca-Lucho Fernández), pero otros como Maxi Iglesias o Alba Ribas, consiguen salvarse bastante de la quema. Especialmente Iglesias, quien me ha sorprendido bastante por lo bien que me ha acabado cayendo su personaje. La película arranca de forma efectista con una falsa prueba para los alumnos, pero posteriormente va avanzando debidamente hasta llegar al pueblo de Susurro, donde empiezan a ocurrir los asesinatos, que impactan y divierten a los entusiastas del género a partes iguales. Desgraciadamente las líneas más dramáticas pecan de forzadas en ciertas ocasiones, pero sí es cierto que la peli cuenta con algunos gags que ayudan bastante a que la película sea más digerible. XP3D también cuenta con un giro bastante acertado, que aunque puede recordar un tanto a Alta Tensión, lo cierto es que le da cierto toque a la película, ya que no es tan gratuito como en la anteriormente mencionada, gracias a una serie de flashbacks repartidos a lo largo de la película. Además de que el villano del film, resulta bastante diferenciador y carismático, gracias a la presencia y voz de Manuel de Blas.
A nivel técnico es donde la película puede resultar más elogiable. Cuenta con una estupenda fotografía de Sergi Bartolí, sobretodo en las secuencias nocturnas. Esto se complementa bastante bien con su 3D, aunque no pueden faltar algunas cosas volando hacia cámara, lo cierto es que se torna bastante inmersivo en momentos menos previsibles, como el plano de la casa de muñecas, por ejemplo. Otro punto también para el músico Marc Vaíllo, quien se marca un tanto con unos pesados violines que ya desde el minuto 1 le otorgan la atmósfera necesaria a la película.
No esperéis nada especialmente nuevo, a menos que seáis unos entusiastas de las tres dimensiones y buenos efectos especiales (los digitales no tanto), del cine palomitero y del humor negro, que siempre viene bien.
Nota: 5